EL CUENTO LITERARIO. MITOS Y LEYENDAS




1. EL CUENTO. Definición.

 Narración breve, escrita generalmente en prosa, y que por su enfoque constituye un género literario típico. Esta narración relata una serie de sucesos ficticios o fantásticos y de carácter sencillo, con los que se pretende llegar a transmitir un fin educativo o moral. 
 En el pasado se contaban cuentos con el objetivo de entretener y divertir a los niños y más jóvenes de los pueblos ya que no existían otras ofertas de ocio y entretenimiento. Se caracterizaban por el carácter narrativo, la brevedad del relato, la sencillez de la exposición y del lenguaje, y la intensidad emotiva mediante la cual se pretendía crear cierta empatía con los lectores o el público. 
 El origen de los cuentos es generalmente anecdótico, y a partir de ahí se modifica y moraliza para alcanzar el fin buscado.  



1.2. TIPOS DE CUENTO

Hay dos tipos de cuentos: 
el popular y el literario.

El cuento popular: 
Es una narración tradicional breve de hechos imaginarios que se presenta en múltiples versiones, que coinciden en la estructura pero difieren en los detalles. Tiene 3 subtipos: los cuentos de hadas, los cuentos de animales y los cuentos de costumbres

El mito y la leyenda son también narraciones tradicionales, pero suelen considerarse géneros autónomos. Un factor clave para diferenciarlos del cuento popular es que no se presentan como ficticios en un principio, sino que nacen de sucesos reales.

El cuento literario:
Es el cuento concebido y transmitido mediante la escritura. El autor suele ser conocido. El texto, fijado por escrito, se presenta generalmente en una sola versión, sin el juego de variantes característico del cuento popular. Se conserva un corpus importante de cuentos del Antiguo Egipto, que constituyen la primera muestra conocida del género. Una de las primeras manifestaciones en la lengua castellana es El conde Lucanor, que reúne 51 cuentos de diferentes orígenes, escrito por el infante Don Juan Manuel en el siglo XIV. 

Características del cuento literario:

El cuento literario que tiene unas características muy marcadas, que los diferencian de otros géneros narrativos, como son:
Ficción: aunque puede inspirarse en hechos reales, pero debe, para ser un cuento como tal, recortarse o evadirse de la realidad, simulando una realidad que para el receptor supone un mundo que debe ir imaginándose mientras el escritor lo va relatando.
Argumental: el cuento tiene una estructura de hechos entrelazados (acción – consecuencias) en un formato de: introducción – nudo – desenlace con una estructura propia de este género.
Única línea argumental: a diferencia de lo que sucede en la novela, en el cuento todos los hechos se encadenan en una sola sucesión de hechos.
 Estructura centrípeta: todos los elementos que se mencionan en la narración del cuento están relacionados y funcionan como indicios del argumento, es decir, todos están en torno a los sucesos narrados.
 Personaje principal: aunque puede haber otros personajes, la historia habla de uno en particular, a quien le ocurren los hechos.
 Unidad de efecto: está escrito para ser leído de principio a fin. Si uno corta la lectura, es muy probable que se pierda el efecto narrativo. La estructura de la novela permite, en cambio, leerla por partes.
 Prosa: el formato de los cuentos modernos, a partir de la aparición de la escritura, suele ser la prosa.
 Brevedad: por y para cumplir con estas características, el cuento es breve, aunque no hay un número de páginas establecido universalmente para realizar dicha clasificación.

1.3. ESTRUCTURA DEL CUENTO LITERARIO

Desde el punto de vista estructural  o de orden interno, todo cuento debe tener unidad narrativa, es decir, una estructuración, dada por: una introducción o exposición, un desarrollo, complicación o nudo, y un desenlace o desenredo.
La introducción: palabras preliminares o arranque, sitúa al lector en el umbral del cuento propiamente dicho. Aquí se dan los elementos necesarios para comprender el relato. Se esbozan los rasgos de los personajes, sobre todo los del personaje principal, bien sea por medio de su descripción (como ya hemos dicho antes), o bien narrando el suceso que hace arrancar la historia, se dibuja el ambiente en que se sitúa la acción y se exponen los sucesos que originan la trama. Normalmente las introducciones contiene formulas estereotipadas, marcadores temporales y espaciales, y las preguntas iniciales que hacen posible la existencia de la trama, el por qué, el cómo, quién...

El desarrollo: consiste en la exposición del problema que hay que resolver. Va progresando en intensidad a medida que se desarrolla la acción y llega al clímax o punto culminante, donde existe la máxima tensión, para luego declinar y concluir en el desenlace.

El desenlace: resuelve el conflicto planteado; concluye la intriga que forma el plan y el argumento de la obra. Se caracteriza por la transformación del personaje principal, ya que se resuelven sus problemas, y por la ejecución de un final moralizador y educativo.


  Además, en una narración se distingue la ESTRUCTURA EXTERNA y la ESTRUCTURA INTERNA:

La estructura externa organiza el contenido de la historia en capítulos, partes, tratados, secuencias…

La estructura interna depende del orden de los acontecimientos. Señalar la estructura interna de un texto es indicar las partes en las que puede dividirse el texto de acuerdo con la distribución en él de su contenido. A veces se le da el nombre de estructura temática.

 Teniendo en cuenta el orden de los acontecimientos de la narración, pueden darse diferentes estructuras narrativas:
LINEAL O CRONOLÓGICA: El orden del discurso sigue el orden de la historia.
IN MEDIAS RES (expresión latina “en medio del asunto”): El relato empieza en medio de la narración, sin previa aclaración de la historia. Se trata de un comienzo abrupto empleado para captar la atención del lector. 
RUPTURA TEMPORAL: 
1. Flash-back (retrospección o analepsis): El narrador traslada la acción al pasado.
2. Flash forward (anticipación o prolepsis): El narrador anticipa acciones, se adelanta en el tiempo.
3. Contrapunto: Varias historias se entrecruzan a lo largo de la narración.
 4. Circular: El texto se inicia y se acaba del mismo modo.

1.4. SUBGÉNEROS DEL CUENTO LITERARIO


Algunos de los subgéneros más populares del cuento son:

Cuento Policíaco: El género policiaco es una combinación de acción, drama y suspenso que se puede presentar en la literatura, el cine, la historieta o la televisión. Se caracteriza por la intensidad y suspenso que debe mantener durante la trama y porque involucra al espectador en la resolución del caso.
El género policiaco comienza cerca de los años 1840 con Auguste Dupin que fue el detective principal del famoso escritor Edgar Allan Poe en relatos como "El escarabajo de oro", "La carta robada" o "Los crímenes de la calle Morgue". Poe se inspiró en novelas como Frankenstein, que dieran un aspecto no policíaco sino de suspense o de miedo, al principio lo logró con sus primeras historias, pero luego cambiaron a ser básicamente policíacas.

El género policiaco posee dos vertientes. La primera, cronológicamente hablando, fue la escuela inglesa, centrada en la resolución puramente intelectual de un crimen, sin que el análisis de los aspectos sociales y morales del crimen tengan en ella una preponderancia clara; suele ambientarse en los sectores altos de la sociedad y su autor característico es Agatha Christie y su eterno investigado en todas su sagas Hércules Poirot; las intrigas de este tipo de escuela son muy elaboradas y complejas. 

La segunda es la escuela estadounidense, centrada en la llamada Novela negra que en parte es una evolución de la escuela inglesa pero considera el crimen en su verdadero contexto social y moral, y lo devuelve al entorno donde más se suele dar, las clases bajas y marginales de la sociedad. Sus maestros son escritores como Dashiell Hammett y Raymond Chandler. La novela negra concede importante papel a la agresividad y la acción, su tempo es rápido, mientras que la escuela inglesa posee un tempo moroso y un estilo más meditativo y tranquilo.     
                                                 
Cuento de Ciencia-Ficción: La ciencia ficción es la denominación popular con que se conoce a uno de los géneros derivados de la literatura de ficción, junto con la literatura fantástica y la narrativa de terror. Nacida como subgénero literario distinguido en la década de 1920 y exportada posteriormente a otros medios, como el cinematográfico, de historietas y televisivo , gozó de un gran auge en la segunda mitad del siglo XX debido al interés popular acerca del futuro que despertó el espectacular avance tanto científico como tecnológico alcanzado durante esos años. Algunos de los autores que más éxito adquirieron, fueron John Wyndham con la novela "El día de los trífidos", o Julio Verne con " Cinco semanas en globo". También  pertenece a este estilo el ruso Isaac Asimov con "Sueños de robot" y "Un guijarro en el cielo" y Antoine Saint Exúpery (“El principito”)

Es un género especulativo que relata acontecimientos posibles desarrollados en un marco espacio-temporal puramente imaginario, cuya verosimilitud se fundamenta narrativamente en los campos de las ciencias físicas, naturales y sociales. La acción puede girar en torno a un abanico grande de posibilidades. Esta acción puede tener lugar en un tiempo pasado, presente o futuro, o, incluso, en tiempos alternativos ajenos a la realidad conocida, y tener por escenario espacios físicos o el espacio interno de la mente. Los personajes son igualmente diversos: a partir del patrón natural humano, recorre y explota modelos antropomórficos hasta desembocar en lo artificial de la creación humana (robot, androide, clon, ciborg) o en criaturas no antropomórficas.

Cuento Fantástico: El cuento fantástico narra cosas fatales y atemorizantes; pero en un momento determinado aparece un hecho sorprendente e inexplicable desde el punto de vista de las leyes de La naturaleza.
Aunque se basa en elementos de la realidad -por ejemplo, un misterio por resolver, un tesoro escondido- presenta los hechos de una manera distinta al modo habitual de ver las cosas, de una manera asombrosa y, muchas veces, sobrenatural. Esta situación provoca desconcierto e inquietud en el lector.
El autor Italo Calvino nos dice, el «cuento fantástico» nace en Alemania como sueño con los ojos abiertos del idealismo filosófico, con la declarada intención de representar la realidad del mundo interior, subjetivo, de la mente, de la imaginación, dándole una dignidad igual o mayor que a la del mundo de la objetividad y de los sentidos, Por tanto, ésta también se presenta como cuento filosófico, y aquí un nombre se destaca por encima de todos: Hoffmann. Éste escribió obras como "Der Sandmann" (El hombre de arena) o " El puchero de oro".

Un relato fantástico se basa en lo irreal y causa un efecto de realidad, por lo que el lector encuentra una lógica a lo que está leyendo. El personaje no distingue lo que es real de lo que es irreal. Dentro de éste género lo imposible es posible. El espacio en el que viven los personajes es ilógico y sigue normas irracionales, como en "Alicia en el país de las maravillas", de Lewis Carroll.

Un cuento de hadas: es una historia ficticia que puede contener personajes folclóricos tales como hadas, duendes, elfos, troles, gigantes, gnomos y animales parlantes, así como encantamientos, normalmente representados en una secuencia inverosímil de eventos. En el lenguaje contemporáneo, el término es también utilizado para describir algo que está vinculado con princesas, como los casos de «un final de cuento de hadas»  o de un «romance de cuento de hadas», aunque no todos los cuentos de hadas terminan con un final próspero. De igual manera, en el aspecto coloquial un «cuento de hadas», o también «relato de hadas», puede ser asociado con cualquier historia rocambolesca, inverosimil y extraordinaria. Por lo general, este tipo de relatos suele atraer a los niños pequeños, al comprender éstos de forma rápida y sencilla a los personajes arquetipos de cada historia. Por la suma de elementos reales y de elementos extraños e inexplicables, hace vacilar entre una explicación natural o una sobrenatural y deja al lector sumido en la incertidumbre.

En las culturas donde los demonios y las brujas son percibidos como seres reales, los cuentos de hadas pueden fusionarse en forma de narraciones legendarias, en las que el contexto es percibido, tanto por el narrador como por los oyentes, como si se tratara de una realidad histórica. Sin embargo, a diferencia de las leyendas y epopeyas, que no tienden a tener más que referencias superficiales a la religión y a lugares, personas y sucesos actuales, este tipo de historias tiene lugar en un período indefinido más que en un instante preciso.
Los cuentos de hadas se encuentran ya sea en forma oral o literaria. Intentar detallar con exactitud su historia resulta una labor difícil, puesto que sólo las formas escritas han sido capaces de sobrevivir con el paso del tiempo. No obstante, la evidencia de las obras literarias, al menos, da una indicación de que los cuentos de hadas han existido durante miles de años, aunque tal vez no reconocidos al inicio como un género propio; el término «cuento de hadas» les fue otorgado por la francesa Madame d'Aulnoy. A través de los siglos, se encontraron hallazgos literarios de cuentos de hadas en todo el mundo, siendo recogidos por los folcloristas en diversas culturas. Incluso, hoy en día, se siguen redactando cuentos de hadas y obras derivadas del mismo género.

Aun cuando los primeros cuentos de hadas estaban destinados principalmente a las audiencias adultas, y en menor grado a los niños, éstos comenzaron a asociarse con los niños desde los escritos de los preciosistas; a partir de que los hermanos Grimm titularan a su colección como Children's and Household Tales, el vínculo con los niños ha ido fortaleciéndose con el transcurso de los años. Son obras de los Hermanos Grimm "El pescador y su mujer", "Hansel y Gretel","Rapunzel", "Caperucita roja", "Pulgarcito", "La bella durmiente", "Blanca Nieves", "El lobo y la zorra", entre otros.

Los folcloristas han clasificado a los cuentos de hadas de diversas formas; entre las más notables agrupaciones están el sistema de Aarne-Thompson y el análisis morfológico del erudito Vladímir Propp. Por otro lado, otros folcloristas han interpretado la importancia de los cuentos, pero ninguna escuela ha sido establecida de manera definitiva para abordar el significado de este tipo de relatos.
Cuento de Terror: El cuento de terror, considerado en sentido estricto, es toda aquella composición literaria breve, generalmente de corte fantástico, cuyo principal objetivo parece ser provocar el escalofrío, la inquietud o el desasosiego en el lector, definición que no excluye en el autor otras pretensiones artísticas y literarias.
Un cuento de terror sería, por tanto, un relato literario y no oral, ya que, si bien existe una amplia y antiquísima tradición de cuentos con dichos contenidos, probablemente por tratarse de relatos transmitidos de boca en boca, nunca han recibido otra denominación que la de “cuentos” o “leyendas” a secas. Ni siquiera cuentos infantiles, aunque de índole terrorífica, como La Cenicienta, de Charles Perrault, o Caperucita roja y Blanca Nieves, de los Hermanos Grimm, reciben la denominación de “cuentos de terror”, que parece haber sido acuñada expresamente para las obras mayores del género aparecidas entre los siglos XIX y XX.
Los auténticos cuentos macabros cuentan con algo más que un misterioso asesino, unos huesos ensangrentados o unos espectros agitando sus cadenas según la vieja regla. Pues debe respirarse en ellos una determinada atmósfera de expectación e inexplicable temor ante lo ignoto y el más allá; han de estar presentes unas fuerzas desconocidas (...) la maligna y específica suspensión o la derrota de las leyes desde siempre vigentes de la Naturaleza, que representan nuestra única salvaguardia contra los asaltos del caos y los demonios del espacio insondable.
Un gran cuento de terror aún puede conservar las características de dicho subgénero es "La ventana tapiada" de Ambrose Bierce.

Cuentos de suspense (o suspenso): El  suspense es un recurso utilizado en obras narrativas de diferentes medios que tiene como principal objeto mantener al lector a la expectativa, generalmente en un estado de tensión, de lo que pueda ocurrirle a los personajes, y por lo tanto atento al desarrollo del conflicto o nudo de la narración.
Los géneros en los que más se ha utilizado este recurso han sido, tradicionalmente, el policíaco y el de terror.
De este subgénero han participado grandes autores como Edgar Alan Poe con textos como "El Gato Negro",  o Dan Brown, escritor mucho más actual que el primero, con obras conocidísimas como "El código Da Vinci" o "La Conspiración". 

  1.5. ELEMENTOS DEL CUENTO LITERARIO
En un cuento se conjugan varios elementos, cada uno de los cuales debe poseer ciertas características propias: los personajes, el ambiente, el tiempo, la atmósfera, la trama, la intensidad, la tensión y el tono.

 Los personajes o protagonistas de un cuento, una vez definidos su número y perfilada su caracterización, pueden ser presentados por el autor en forma directa o indirecta, según los describa él mismo, o utilizando el recurso del diálogo de los personajes o de sus interlocutores. En ambos casos, la conducta y el lenguaje de los personajes deben de estar de acuerdo con su caracterización. Debe existir plena armonía entre el proceder del individuo y su perfil humano.
 Personaje -protagonista: Es el personaje principal, el más importante.  Es quien representa a una de las fuerzas que normalmente existen en la obra dramática, y que se encuentran en conflicto. Lo común es que el protagonista siempre trate de buscar la solución del conflicto de buena manera. Es un personaje con el cual el lector o el público se identifica; al leer o al presenciar la obra "solidariza" con él, se pone de su lado.

Personaje antagonista: Es también un personaje importante, y representa a la otra fuerza que lucha. El antagonista es, entonces, quien se opone al protagonista, está en contra de que él logre sus fines. Dicho de otro modo, el antagonista es como el malo de la historia. Él retrasa la solución del conflicto, y los lectores y espectadores destinatarios de la obra, generalmente, no estamos de su lado, no queremos que triunfe.

Personajes secundarios: Son aquellos que no representan una de las dos fuerzas en conflicto, sino que se suman a una de las dos, dando su apoyo ya sea al protagonista o al antagonista. No hay que creer que por ser secundarios, estos personajes tienen menos importancia dentro de la obra. Lo que sucede es que el conflicto no está centrado en ellos, pero su acción es de igual trascendencia para el desenlace de la obra y su presencia es esencial.

Personajes colectivos: Son un tipo de personaje que, a pesar de ser una sola persona, representa a muchas otras; es como si fuera la encarnación de un grupo. Puede ser, por ejemplo, un representante del pueblo, o de los súbditos de un rey.

Personajes alegóricos: Constituyen la encarnación de aquellas cosas abstractas, que no son personas. Evidentemente, estos son personajes simbólicos, a los que se les dan las características de aquellas cosas a las que representan. Esto ocurre en aquellas obras donde participan como personajes La Primavera, por ejemplo, o La Muerte, representada como una mujer vestida de negro, que aparece de pronto.

TIPOS DE NARRADOR 



El narrador de la historia puede que sean los personajes del cuento o puede que no, ya que puede ser también que el narrador sea alguien ajeno a la historia. Por eso los narradores pueden clasificarse en: 

 1. DE 3ª PERSONA: 
a) NARRADOR OMNISCIENTE: El narrador omnisciente es aquel cuyo conocimiento de los hechos es total y absoluto. Sabe lo que piensan y sienten los personajes: sus sentimientos, sensaciones, intenciones, planes…
 b) NARRADOR OBSERVADOR: Sólo cuenta lo que puede observar. El narrador muestra lo que ve, de modo parecido a como lo hace una cámara de cine.

 2. DE 1 ª PERSONA:

a) NARRADOR PROTAGONISTA: El narrador es también el protagonista de la historia (autobiografía real o ficticia). El narrador en primera persona (yo) adopta un punto de vista subjetivo que le hace identificarse con el protagonista y le impide interpretar de forma absoluta y objetiva los pensamientos y acciones de los restantes personajes.
 b) NARRADOR PERSONAJE SECUNDARIO: El narrador es un testigo que ha asistido al desarrollo de los hechos. El narrador testigo es un espectador, un personaje que asume la función de narrar. Pero no es el protagonista de la historia, sino un personaje secundario. Cuenta la historia en la que participa o interviene desde su punto de vista, como alguien que la ha vivido desde fuera, pero que es parte del mundo del relato.
 c) NARRADOR MONÓLOGO INTERIOR. El monólogo interior es la técnica literaria que trata de reproducir los mecanismos del pensamiento en el texto, tales como la asociación de ideas.

 3. DE 2 ª PERSONA:

NARRADOR EN 2º PERSONA: Es un tipo de narración que se da con escasa frecuencia. Es aquel que se dirige a un Tú, Vosotros o Ustedes. El personaje desdobla su personalidad y habla consigo mismo como si lo hiciera con otro. Parece que se cuenta la historia así mismo.
El ambiente incluye el lugar físico y el tiempo donde se desarrolla la acción; es decir, corresponde al escenario geográfico donde los personajes se mueven. Generalmente, en el cuento el ambiente es reducido, se esboza en líneas generales.

 OTROS ELEMENTOS DEL CUENTO
la época es el tiempo  en que se ambienta la historia y  corresponde a la duración del suceso narrado. Este último elemento es variable. 
La atmósfera corresponde al mundo particular en que ocurren los hechos del cuento. La atmósfera debe traducir la sensación o el estado emocional que prevalece en la historia. Debe irradiar, por ejemplo, misterio, violencia, tranquilidad, angustia... 
La trama es el conflicto que mueve la acción del relato. Es el motivo de la narración. El conflicto da lugar a una acción que provoca tensión dramática. La trama generalmente se caracteriza por la oposición de fuerzas. 
La trama puede ser: 
externa, por ejemplo, la lucha del hombre con el hombre o la naturaleza
interna, la lucha del hombre consigo mismo.
 La intensidad corresponde al desarrollo de la idea principal mediante la eliminación de todas las ideas o situaciones intermedias, de todos los rellenos o fases de transición que la novela permite e incluso exige, pero que el cuento descarta. 
La tensión corresponde a la intensidad que se ejerce en la manera como el autor acerca al lector lentamente a lo contado. Así atrapa al lector y lo aísla de cuanto lo rodea, para después, al dejarlo libre, volver a conectarlo con sus circunstancias de una forma nueva, enriquecida, más honda o más hermosa. La tensión se logra únicamente con el ajuste de los elementos formales y expresivos a la índole del tema, de manera que se obtiene el clima propio de todo gran cuento, sometido a una forma literaria capaz de transmitir al lector todos sus valores, y toda su proyección en profundidad y en altura.
 El tono corresponde a la actitud del autor ante lo que está presentando. Éste puede ser humorístico, alegre, irónico, sarcástico, entre otros…                                                                                                                              
1.6. CÓMO ESCRIBIR CUENTOS LITERARIOS

PASOS:

1. Lee todos los cuentos que puedas. Nada puede enseñar cómo escribir cuentos mejor que leer cuentos. Escoge autores que te agraden así como autores clásicos. Pon mucha atención en la forma en la que los autores desarrollan sus personajes. Estudia los diálogos y la estructura de los argumentos.
2. Busca y reúne ideas para tu cuento. La inspiración puede llegar en cualquier momento, así que lleva siempre una libreta de notas o algo similar, de modo que puedas escribir tus ideas a medida que aparezcan. La mayor parte del tiempo solamente te surgirán retazos de historias o frases sueltas.
3. Escoge una idea y desarrolla sus detalles. En el mejor de los casos, una historia debe tener una introducción (la parte de la historia que lleva al centro de la historia), el centro de la historia (un momento decisivo dentro de la historia en el que existe un conflicto entre varios personajes o uno solo) y el desenlace (un final satisfactorio en el que el conflicto de la parte central es resuelto). Muévete de atrás hacia delante desde tu idea principal (ésta puede o no ser el principio de tu historia) y pregunta: "¿Qué ocurre luego?", o "¿Qué ha pasado antes de esto?".
4. Conoce a tus personajes. Para que una historia sea creíble, los personajes tienen que serlo y sus acciones tienen que parecer inevitablemente guiadas por su forma de ser. En otras palabras, debes saber todo lo que puedas acerca de tus personajes, de dónde vienen, sus motivaciones, sus miedos, sus gustos. No incluirás toda esta información en tu historia, pero cuanto más sepas acerca de ellos, más reales serán tus personajes, tanto para ti como para el lector.
5. Determina la extensión de tu historia. En una novela pueden transcurrir millones de años, puede incluir una multitud de subargumentos, tener variedad de escenarios y una tropa de caracteres secundarios. Los eventos principales en un cuento deben ocurrir en un período corto de tiempo (días o incluso minutos) y típicamente no será posible desarrollar más de un argumento, de dos a tres caracteres principales y un escenario. Si tu historia tiene una extensión mayor, es probable que necesite ser una novela corta o una novela con todas las letras.
6. Escoge quién contará la historia. Existen tres puntos principales de vista desde los que se puede contar una historia: primera persona ("yo"), segunda persona ("tú") y tercera persona ("él" o "ella"). En una historia en primera persona, el personaje principal es quien cuenta la historia; en una historia en segunda persona, el lector es convertido en parte de la historia; y en una historia en tercera persona, es un narrador quien cuenta la historia. La narración en segunda persona es raramente utilizada. Ten en cuenta que un narrador en primera persona solo puede decir lo que sabe. Esto se limita a lo que ha visto en persona o lo que otras personas le han dicho. En cambio, en el narrador de una historia contada en tercera persona puede saberlo todo, explorar los pensamientos de cada personaje o limitarse a lo que puede ser observado.
7. Empieza a escribir. Si has ideado profundamente los detalles de tu argumento y de tus personajes, el proceso de escribir el cuento consistirá simplemente en elegir las palabras adecuadas. Generalmente, escribir es una tarea ardua. Es probable que descubras que no conoces bien a tus personajes, pero no importa. El resumen o perfil no es la historia en sí y la única forma de completar la historia es escribiéndola.
8. Impresiona al público. La primera página —algunos dirían la primera oración— de cualquier obra escrita debe atrapar al lector y dejarle con ganas de más. Un comienzo rápido es especialmente importante cuando se escribe un cuento porque no se dispone de mucho espacio para contar la historia. No te entretengas con largas introducciones de tus personajes o descripciones innecesarias del escenario. Ve directo al centro de la historia y muestra detalles acerca de los personajes como si estuvieras mostrando las piezas de un rompecabezas.
9. Sigue escribiendo. Es casi seguro que encontrarás baches en tu camino, como es cierto que tienes que saber sobrellevarlos. Dedica un poco de tiempo a escribir cada día y ponte un objetivo. Una página por día o dos puede ser un buen objetivo. Aun si tiras a la basura lo que escribiste un día, las cosas no están perdidas. Esto solo significa que has estado escribiendo y pensando acerca de tu cuento, lo cual te mantendrá en el camino.
10. Deja que el cuento siga su propio curso. A medida que escribes un cuento, es posible que sientas la tentación de cambiar la dirección de tu argumento o tal vez cambiar y hasta eliminar a un personaje. Pon atención a si es que tus personajes te dicen que hagas algo diferente y no te preocupes si tienes que reordenar y cambiar todo, si con este cambio crees que mejorará el cuento.
11. Revisa y corrige. Una vez que hayas terminado tu historia, vuelve a leerla, corrige los errores que encuentres y observa que no haya errores semánticos. Haz una revisión general, asegúrate de que la historia sea fluida, de que los problemas de cada personaje sean resueltos de manera natural y de que cada personaje en sí tenga una introducción apropiada. Si tienes tiempo, deja la historia descansar por unos días o semanas antes de revisarla. El que te distancies un poco del cuento te ayudará a ver las cosas más claramente cuando decidas revisarlo.
12. Pide segundas opiniones. Envía tu cuento, previamente revisado y editado, a alguna persona de tu confianza para que lo revise y te dé alguna sugerencia. Explica a tu revisor o revisores que deseas una opinión sincera del texto. Provee la oportunidad para que lean el cuento y lo estudien, facilítales una copia para que puedan escribir en ella. Considera todo lo que tus revisores te digan, incluido lo que no quieras escuchar. Da gracias a tus revisores y no discutas con ellos por sus críticas o sugerencias sobre tu texto.
13. Incorpora las ediciones, revisiones, sugerencias que pienses que son válidas. Tu cuento será mucho mejor si consideras cuidadosamente las críticas, lo que no significa que tengas que seguir todos los consejos que te den. Algunas de las sugerencias puede que no sean buenas. Al final, es tu historia y eres tú quien hará los retoques finales.

1.7 CÓMO LEER CUENTOS LITERARIOS

¿Cómo contar cuentos? 
Tanto contar como escuchar un cuento es una experiencia enriquecedora en muchos aspectos.

 1. Requisitos para contar bien un cuento
 Relatos. Contar un cuento suele ser más atractivo que leérselo.
 Cualquiera de nosotros puede ser un magnífico narrador de cuentos en potencia. Sólo tenemos que dar rienda suelta a nuestra imaginación pero, para que logremos apasionar con nuestra narración a nuestros interlocutores, tenemos que tener en cuenta algunos requisitos:
        - En primer lugar debemos mostrar interés en la narración y conseguir transmitir este interés. Contar un cuento no puede convertirse en una tarea rutinaria y fastidiosa que debemos realizar porque si no el cuento perderá toda su magia.
        - Es imprescindible también conocer bien el cuento para poder contarlo adecuadamente. En ocasiones, es beneficioso que leamos nuevos cuentos o releamos cuentos conocidos.
        - Debemos utilizar un lenguaje adecuado a la edad del que escucha nuestra narración. 
        - A la hora de contar un cuento es fundamental conocer al oyente para acertar. Así, adecuaremos tanto el tipo de cuento como la manera de contarlo a la manera de ser del público. Si observamos que las personas que nos escuchan sienten temor o angustia, debemos cambiar el contenido del cuento.

 2. ¿Cómo inventar un cuento?
    En ocasiones no sabemos qué cuento podemos contar. Podemos sorprenderlos con un nuevo cuento: inventándolo. Inventar un cuento es más fácil de lo que pensamos. Podemos basarnos en una película o en una historia cotidiana, incluso podemos hacer que las personas que nos escuchan participen en la elaboración del mismo preguntándoles cómo se imaginan a determinado personaje o cómo creen que puede terminar determinada escena.
    Para fabricar una historia hemos de tener en cuenta que cualquier narración debe tener siempre una estructura similar. Ha de tener un principio, una parte donde se desarrolla el conflicto o la trama y una parte final donde se resuelve esta trama.
    Por ello, antes de proceder a relatar una historia es conveniente que definamos cuál va a ser el comienzo, cual va a ser la trama principal y como se va a resolver. Una vez definidos estos puntos podemos ser más flexibles en lo más superfluo e incluso improvisar e introducir detalles ocurrentes que nos vayan surgiendo durante la narración.

    3. ¿Cómo leer cuentos? 
 La lectura de cuentos también tiene puntos positivos ya que, aparte de enriquecer la imaginación, mejora la capacidad para la lectura y escritura y les enriquece el lenguaje. Además, esta actividad puede ser un principio para potenciar la lectura en personas.
    Para leer correctamente una historia, debemos considerar varios factores
        - Hemos de procurar no leer demasiado rápido. Cuanto más tiempo nos tomemos al narrar un cuento, más tiempo tendrán para visualizarlo.
        - Debemos jugar con la entonación de la voz para que las historias sean más intensas y entretenidas.
    4. Beneficios de los cuentos
        - Los cuentos enriquecen la vida interna de las personas estimulando la imaginación, lo que les ayuda a desarrollar su inteligencia.
        - Generalmente proporcionan seguridad, les dan esperanzas sobre un final feliz y les hacen pensar que cualquier conflicto o problema puede tener solución. 
        - Los cuentos también transmiten valores y hacen que se expresen sentimientos como la lealtad, el amor, la valentía...
        - También podemos apuntar que los cuentos pueden ser un prólogo perfecto para iniciar a la persona en el mundo de la literatura, el interés por los cuentos se convertirá más tarde en un interés por la lectura y los libros en general, lo que supondrá numerosos beneficios, como una mayor facilidad para el estudio o un enriquecimiento cultural.

Universidad Pública de Navarra

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